10 octubre 2005

Batalla en el cielo

 

Domingo 09 de octubre, 18:30 hrs. Me sorprende la cargada afluencia a la sala de Batalla en el cielo; no creí que el segundo film de Carlos Reygadas pudiera interesar a las masas. Tal vez todo fue consecuencia de la clásica afluencia de domingo, o tal vez el público fue atraído por el affiche de la película que absurdamente anuncia "la película más provocadora del cine mexicano". No supe a que se debió el lleno de la sala, pero en cuanto me instalé en ella me dispuse a intentar calcular cuanto tardaría en salirse el primer espectador; me dije que la primera baja de público podría darse a los tres minutos del film (yo sabía de antemano el contenido de la primera y última secuencia). Me equivoqué, fui muy optimista, creí que el primer asistente en "escapar" de la obra de Reygadas sería capaz de resistir al menos tres minutos...Una señora de unos cincuenta años salió casi corriendo cuando apenas habían transcurrido unos segundos de la primera escena consistente en una felación filmada en una toma cerrada y parcialmente censurada que resulta más social que erótica. Mientras la película duró la gente no dejó de salir de la sala, al final quedamos poco menos de la mitad de los espectadores iniciales.

El film de Reygadas se muestra pues como un film de gran pornografía social, dos personajes diametralmente opuestos protagonizan escenas cuasi-inverosímiles si desatendemos el contenido de la narración. El protagonista es un chofer un tanto obeso, moreno (como el mexicano promedio), y en cierto sentido tan feo como bella resulta Ana (la protagonista, Anapola Mushkadiz, la de la foto), una reinisima de unos 20 años que se prostituye por pura concupiscencia. En esa pareja, que se conduce por el placer, la violencia y el miedo, se unen las antagonías que llevan 500 años existiendo juntas en México: indio/blanco, pobre/rico, feo/bello.

Desde un enfoque puramente visual el film es irrepochable, no es de extrañarse entonces que haya estado en la selección oficial de Cannes 2005 junto a los filmes de Wenders, de Jarmush y de Cronenberg. Sin embargo no es difícil identificar los engranajes que movieron a la fascinación en la Croisette: hay un exagerado entusiasmo por mostrar los contrastes sociales de la Ciudad de México y en general del país. Se subraya elocuentemente la religiosidad, el fervor futbolero, la anarquía de la clase pudiente, las neurosis frente al volante, la música de procesión y peregrinaje, la obesidad del pueblo, en fin...se da larga cuenta de las miserias intelectuales, emocionales, materiales y anímicas de nuestro país.

Todavía no sé si este film me gustó más que Japón (ópera prima de Reygadas), por falta de tiempo ayer tuve que decidir entre ir a escuchar de nuevo a Jordi Savall o encerrarme en el cine a ver este film que estuve esperando durante cinco meses. Definitivamente fue mejor ir al cine...pero no sé si puedo decir que tanto me gustó Batalla...hay pornografía social, hay secuencias que los habitantes de la Ciudad no podemos avalar: no sé por ejemplo que carajos tiene que ir a hacer a Tacubaya alguien que va del aeropuerto a Reforma Lomas...no sé tampoco como alguien que está en las Lomas puede tener vista a la entrada de los leones del bosque de Chapultepec...no es creíble tampoco el rollo que despliega el Josérra respecto al fut mexicano...tampoco se entiende cómo en un partido en el que están jugando el atlante contra el cruz azúl los pumas se coronan campeones y se entrevista al portero que resulta ser argentino...sin embargo hay diálogos extraordinarios y frases que rozan la genialidad, está por ejemplo el diálogo de un fresín bien cuetón que dice a una reinita evidentemente menor de edad algo así como: "le van a dar tres sin sacarina", y ella responde "¿qué es sin sacarina?, y él concluye: "ya lo sabrás"...o la señora que vende pasteles a la entrada del metro Hidalgo y que cuando le preguntan que de qué son los pasteles ella responde "son de sugus..."

Pero bueno mientras que definimos en qué lugar del palmarés personal pondremos esta joya cinematográfica pues no queda más que seguir soñando con encontrar a una princesa de la talla de la Anapola Mushkadiz en el bajo cielo de Wonderland City. Y bueno pues también recomendamos ir a calibrar por propia cuenta el film porque no sabemos cuanto tiempo logrará sostenerse en las salas de Wonderland. Pero eso sí: almas sensibles abstenerse. Posted by Picasa

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