GLAMORT

Dentro de los mejores sucesos del fin del verano la muestra de Venecia merece un lugar aparte por estar además tan apartada de esta orilla del mundo. "El cine es mejor que la vida" decía un famoso crítico mexicano ya desaparecido, y puede ser que no estuviera tan equivocado. Sin embargo la definición de cine que me conviene más es aquella primera escena de un mediano film francés que mostraba en fade-in a un maestrín sentado en las escaleras del metro de París mientras que una voz en off que debía ser el pensamiento del maestrín decía algo así como:

"...tan desesperado como he podido estar, no he perdido nunca la esperanza de la llegada de un ser que se me pareciera y cambiara absolutamente mi destino. Un ser que en la simplicidad de su dolor diera sentido al mío. Creo que esta confianza en la llegada de un tal ser es lo que tengo de más impecable, de más sagrado. Y el cine, yo creo que no es nada más que eso. Nada más que la esperanza de ese encuentro. Creo que si hay algo de sagrado en el cine, es esta sed terrible de lo desconocido y esta confianza desrrazonada en la palabra del que viene..."